En la actualidad, debido a la crisis económica, muchos hoteles y restaurantes ofrecen el servicio de un cortador de jamón en las bodas poniendo al frente del servicio a uno de sus camareros. Este camarero lo cortará mejor o peor que un contador profesional, todo dependerá de las ganas que le ponga y la cantidad de jamones que haya cortado.

Si los novios quieren ofrecer este servicio de corte de jamón a sus invitados, tienen que contar con los servicios de un profesional. El no contar con sus servicios es como dejar en manos de un aficionado el banquete de la boda, ¿te imaginas que el banquete de tu boda lo hiciera un camarero del hotel donde contratas tu boda porque es muy caro pagar a un buen cheff? Pues con el corte de jamón es lo que está pasando.

Los cortadores sienten, disfrutan y viven con pasión lo que están haciendo, transmiten al comensal las ganas de probar ese jamón. Aportan un valor añadido al simple hecho de cortar jamón.

Con estas palabras no quiero criticar la labor que hacen los camareros, obligados a ser cortadores provisionales, ya que bastante hacer con cortar el jamón y no cortarse ellos.

Confía en la labor de los cortadores de jamón, merece la pena, saben lo que hacen y su coste es menor de lo que puede parecer.

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